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martes, 8 de octubre de 2019

La Recta del Tin Tin, Parque Nacional Los Cardones, Salta

Parece de otro planeta, de ciencia ficción. El desierto de cactus se apodera del paisaje y estos vigías centenarios que lo han visto todo se multiplican por decenas de miles hasta donde llegan nuestros ojos, hasta más allá del horizonte.

Allí permanecen inmóviles con sus extraños e irrepetibles brazos al aire mirando una línea perfecta que, según estudios antropológicos e historiográficos, fue construida de manera artesanal por los pueblos originarios que habitaron la zona.


A esta línea se la ha bautizado como la Recta del Tin Tin y no es otro que el camino que atraviesa el Parque Nacional Los Cardones, desierto de cactus y cardones que fue declarado área protegida para promover su preservación en el tiempo.




De espinas temibles, pinches insignificantes y colores verdes de todas las gamas, los cactus o cardones no son todos iguales. Los hay de muchas familias y basta con acercarnos a ellos para empezar a notar las diferencias: formas, tamaños, cantidad de brazos y colores; no hay uno igual al otro.

Los cactus sirvieron durante años como alimento y fuente de agua tanto para los animales como para los hombres y mujeres que habitan desde tiempos inmemoriales esta región. Quizá por ello todavía son venerados y respetados como si se tratase de un símbolo sagrado.


Trazada a tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, la recta mide aproximadamente veinte kilómetros y su diseño comenzó en pleno período incaico, cuando empezó a formar parte de uno de los caminos que los incas tomaron para conquistar otros territorios.



Esto ocurrió entre los años 1480-1535 y luego su desarrollo se vio interrumpido por el encuentro con los conquistadores europeos. Tal es la perfección de ese viejo trazado que sigue despertando hoy la curiosidad de los especialistas.

Sin la presencia de elementos de precisión tecnológicos, el trazado de la recta del Tin Tin fue de todas formas perfecto. Y lo sigue siendo.






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