Ya estamos a mitad de camino, y lo peor o mas dificil está por venir, camino de corniza, y lo mas complicado es atravezar un inmenso desierto de arena volcánica.
En ésta parada nuestro guia, Gonzalo Oviedo, que recomiendo lo contraten si están en Fiambalá y quieren hacer ésta aventura a Piedra Pomez desde Fiambala, les dejo el contacto 3837437200, nos preparó un inceíble cafe expres, con criollitos y unas mini facturas increíbles.
Aprovechamos para charlar, recorrer el pequeño poblado, tomar fotografias, y conocer alguno de los pobladores.
Llegar al pueblo con el sol de la mañana que impacta de lleno sobre la geografía del lugar, dandole una belleza muy particular, resaltando los colores de las construcciones, y de las montañas.
Las Papas es un poblado de 50 habitantes de 12 familias que aparece en el camino de cornisa como un caserío escondido en las entrañas de la tierra. Cuando se llega a la base de la cordillera San Buenaventura, a 2.678 metros de altura, el vecindario se abre en una calle de tierra con veredas elevadas y viviendas de ventanas simétricas.
Atravesado por el rio Las Papas.
Este pequeño pueblo donde los guanacos caminan entre la gente con vista a la inmensidad es el paso obligado para quienes escogen la expedición todoterreno hacia la reserva natural Campo de Piedra Pómez, un paisaje de otro planeta surgido de las erupciones volcánicas de hace 150.000 años.
Tampoco cuentan con servicio médico, pero estas comunidades tienen todo a su alcance, gran cantidad de plantas, hiervas, que pueden curar sus dolencias.
En el resto del año siempre hay gente que está de paso, los guías siempre alcanzan proviciones y colaboran comprando productos que elavora, como los increíbles quesillos de cabra o las tortillas asadas, rellenas que están mortales para compartir con el mate.
El trayecto hacia Las Papas es majestuoso, apenas un anticipo de lo que se verá más arriba, a cuatro mil metros de altura, bordeando el abismo que desemboca en el Campo de Piedra Pómez, una extensión de 25 kilómetros de increíbles paisajes lunares, de olas petrificadas y hongos de piedras blancas, grises, ocres y rosadas, dibujadas por antiguas erupciones volcánicas.
El curso de agua que se observa tan manso en la época de sequía es el mismo que se enfurece con las lluvias del verano y clausura el camino dejando al pueblo aislado y a sus habitantes, solos.
Ya nadie habla el cacán por aquí la lengua de los diaguitas.
Cuenta con una escuela primaria, una sala de primeros auxilios, una capilla, un comedor comunitario y un generador a combustible que funciona durante 6 horas en la tarde noche.
Tienen una pequeña huerta y animales caprinos; el Delegado se llama Jaime y es el responsable de reunir fuera del pueblo lo que necesitan.
Para continuar por esta vía hacia el departamento Antofagasta de la Sierra hay que subir por Las Jarillas y atravesar, entre precipicios y despeñaderos, los “puestos” o viviendas solitarias como la Casa del Medio, Agua Hedionda, el Chuscho, La Muralla o el Morro.
En línea recta, Las Papas se encuentra a 48 km del Campo de Piedra Pómez. Se transita lento, pero con sorpresas paisajísticas a cada instante. Al regreso, es recomendable desviarse hacia las piletas termales naturales de Los Baños (y comprar unos quesillos en el puesto de piedra), a Los Hornos, donde el agua brota a 45º y tiñe el paisaje de colores y bruma, o a La Lagunilla con sus flamencos rosados andinos.
Esta aventura continua..............
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