Después de recorrer 150 kilómetros desde Fiambalá. atravezar lugares y poblados increibles, que parecen de otro planeta, llegamos al inmenso campo de ¨Piedra Pomez.
Un “mar” de roca blanca a más de 3 mil metros de altura, resultado de la actividad volcánica y con crestas rosadas y espectaculares formaciones. Hay quienes dicen que parecen “olas petrificadas” en la inmensidad cuyos colores varían según el momento del día.
Se ubica en la puna catamarqueña, a 63 kilómetros de la Villa de Antofagasta y a 10 kilómetros de El Peñón. El clima es árido, con una gran amplitud térmica y lluvias escasas.
Su nombre refiere a la gran cantidad de piedra pómez, una roca volcánica que se formó cuando el magma se enfrió.
Un paisaje que parece de otro planeta y se extiende por 25 kilómetros. Se encuentra entre los 3.000 y 4.000 metros sobre el nivel del mar y se caracteriza por tener escasa vegetación. Es una geografía de aspecto lunar, se observan colores que van desde los blancos hasta los grises, que se transforman en anaranjados o amarillos, según el momento del día. El terreno no es plano sino que tiene suaves ondulaciones. Después de un breve ascenso, se obtienen vistas espectaculares.
Se pueden realizar caminatas, avistajes de aves y safaris fotográficos. Uno de los circuitos más sorprendentes es los “Gigantes de Piedra Pómez”. La época ideal para visitarlo es entre septiembre y marzo, debido a que las condiciones climáticas durante el resto del año pueden hacer más complicado el traslado. Es aconsejable visitarlo por la mañana, para evitar los vientos posteriores al mediodía. Aún así se puede ir hasta las 17 horas.
Cómo se originó el Campo de Piedra Pómez
Se cree que se originó hace cien mil años por eventos volcánicos. Puntualmente, como resultado de las emisiones provenientes de los volcanes de la zona, especialmente el llamado Blanco o Robledo. Los fenómenos meteorológicos, el pasar de los milenios y las erosiones fueron moldeando la roca, dándole su curiosa forma actual. Algunas rocas del campo superan los 4 metros de altura.
Es una área natural protegida desde 2012 y cuenta con guardaparques. Es necesario respetar las indicaciones y no ingresar con vehículos al campo. Asimismo todas las actividades turísticas habilitadas son de bajo impacto: fotografía, observación de aves, caminatas. De este modo, se contribuye a cuidar el área protegida.
Cuando viste por primera vez fotos del Campo de Piedra Pómez quizá pensaste "debo visitarlo antes de morir". Claro, las fotos (o videos) que circulan por la web te dieron una idea fugaz de lo que podrías sentir allí y eso te hizo dar ganas de viajar ya.
Habiendo conocido el lugar, te aseguro que las sensaciones allí son más intensas de lo que esperabas: el asombro por la inmensidad te produce una gran emoción que se combina con lo que sienten todos tus sentidos.
Subirás hasta un punto alto gracias al fuerte agarre entre el calzado y la porosidad y rugosidad de la roca y luego tendrás piel de gallina al mirar desde allí cómo el campo se extiende hasta donde la vista llega mientras la brisa te refresca y te calma de la intensa radiación solar.
Sentirás vértigo al mirar desde arriba de una saliente rocosa, siempre tratando de no acercarte demasiado al borde: con la gran amplitud térmica se entiende porqué tantas fracturas y la razón por la que es peligroso pisar donde ellas están.
Entre cañones y yardangs caminarás, un poco cansado si aún no te aclimataste a la altura de la puna y verás una especie de grava que cubre las partes bajas: si sos buen observador reconocerás olas de ese material a lo lejos. Increíble.
Si tenés suerte tendrás nubes en el cielo, pero es muy probable que no haya más que azul sobre los colores blanquecinos, grises, rosáceos y suaves anaranjados de la piedra pómez debajo.
Pensarás: ¡Qué pequeño soy ante tanta inmensidad! y si vas con personas importantes para vos, te darás cuenta de que lo son aún más.
Todo lo demás que vas a sentir lo debes experimentar vos mismo.
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