Este escenario natural sufrió diversos procesos geológicos que fueron moldeando esa forma tan particular, casi imitando la estructura de un anfiteatro convencional. Las paredes superan los 20 metros de altura y su color rojizo, impactante a los ojos de los viajeros, se debe al óxido de hierro.
Dependiendo la luz del día, este componente le otorga distintas tonalidades que van del marrón, naranja, terracota o rojo intenso.
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