Con el paso de los años casi dobló en población a su vecina ciudad argentina.
El paso a Villazón es la mas activa de las tres fronteras que nos unen con Bolivia, y la única en Jujuy.
Unos metros transitados en territorio boliviano, y entre los primeros puestos de estas "calles mercado" ya se dejan ver entre las baratijas, los enormes bolsones con hojas de coca, a la cual son tan adeptos las gentes en las regiones andinas. Mucho mas barato que en otros pueblos
Y es que las compras se convierten en la mayor atracción de este pequeño pueblo de frontera.
El regateo es el camino a seguir. Nunca hay que pagar lo que te piden. El Coya es bien rápido para los negocios, y a veces resulta difícil hacerlo entrar en razón.
Se consiguen prendas típicas en lana, o alpaca, algunas antiguas y de muy buena calidad. La electrónica es muy barata, y por lo general (al igual que los cigarrillos) de marcas que nos son completamente desconocidas, y otras que despiertan sospecha por su origen real. He comprado a buen precio memorias para la máquina de fotos, y sin que se presenten problemas.
Villazón es un pueblo feo. No quiero ofender a nadie, pero es la pura verdad. Se viene aquí de paso, o por las compras. El resto carece de interés.
Frente a la plaza estan los edificios mas importantes de Villazón , como la iglesia o el palacio municipal.
La plaza funciona como centro neurálgico para todos aquellos viajeros que, armados de paciencia, esperan continuar camino en tren o en autobús hacia alguno de los destinos, por que en Bolivia todo está "ahí nomasito", pero demanda varias horas llegar.
Villazón es la puerta de entrada a varios grandes destinos de Bolivia, como lo son el Salar de Uyuni (al cual se llega en el tren que parte desde Villazón), la ciudad de Oruro, Potosí, o la apacible Tupiza.
Si tienen que dormir en la zona, lo mejor quizás es hacerlo del otro lado, en Argentina, en donde la infraestructura de La Quiaca esta mucho mejor preparada para recibir al turista, que la vecina Villazón.
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