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sábado, 7 de diciembre de 2024

El bellisimo pueblo de El Puesto en la ruta del adobe, Catamarca

El Puesto es una localidad del departamento Tinogasta, en el oeste de la provincia argentina de Catamarca. Constituye una comuna del municipio de Tinogasta.

Se encuentra 16 km al norte de la ciudad de Tinogasta a través de la Ruta Nacional 60.


La Ruta del Adobe en Catamarca es un circuito de 50 km que avanza por la RN 60 entre las localidades de Tinogasta y Fiambalá. El recorrido enlaza antiguas construcciones puestas en valor que aparecen en las diferentes localidades que jalonan el circuito. En su mayoría se trata de una serie de edificios históricos de la arquitectura colonial, algunos de los cuales fueron declarados Monumento Histórico Nacional.

El denominador común es el adobe, un material que usaron algunos pueblos originarios de América y que los españoles eligieron para hacer muchos de sus edificios durante los años de la colonización.









Siguiendo la RN 60 hacia el norte se llega al caserío El Puesto. El tramo lleva unos 20 minutos desde Tinogasta. Una vez allí hay que desviarse hacia la derecha y a menos de 1 km aparece la capilla de adobe.

Se cree que fue construida alrededor de 1740 como oratorio privado de la familia Orquera, una costumbre muy difundida en el norte argentino. Incluso hoy son muchas las viviendas de todos los estratos sociales que cuentan con un cuarto especial a modo de oratorio.

En realidad el sitio perteneció a las hermanas Asiar. La nieta de Martina Asiar, Teófila Fredes, se casó con Santiago Orquera y tuvieron siete hijos. Eduarda fue la primera maestra del pueblo.
















El edificio color rojizo es sencillo y cuenta con un campanario, sin campana. La nave esta sostenida por vigas curvas de algarrobo, forma que se obtenía al sumergir los troncos verdes en agua, en este caso en el río Abaucán.

Es importante destacar que la capilla no fue edificada con ladrillos o bloques de adobe. Aquí se usó el método de los kakanes (pueblos de la zona) que consiste en rellenar un molde de madera –en este caso los moldes tenían unos 70 cm de espesor– con adobe.

Por dentro reina la sencillez: un confesionario de sólido algarrobo, la imagen de Nuestra Señora del Rosario, un cristo crucificado, un san Antonio. Llama la atención una pintura de la Virgen amantando al Niño de 1717 traída de Chuquisaca, hoy Bolivia. Alrededor del oratorio pueden verse algunas construcciones domésticas de menor valor, también del periodo colonial.














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