Después de haber recorrido unos 1300 km desde santa Rosa, La Pampa, y de tener una falla en el auto, supuestamente por mal combustible, llegamos a Casona Santa Bárbara, lugar que reservé para hospedarme,
Relajarme, cpmpcer el luhar, un buen baño e ir a cenar, despues se verá como solucionar le problema de la falla del auto, De seguro aca en éste humilde pueblo no encontraré un mecánico con escaner para ver la falla.
El lugar es rústico, pero cargado de belleza, encanto, buena atención. Habitaciones cómodas y limpias.
Cada pared cuenta una historia y cada rincón encierra un pedacito del pasado de Fiambalá.
Fue una antigua casa de un viñedo y rescatada y convertida en hotel.
Se encuentra a unas 10 cuadras del centro del pueblo, camino a las termas, con precios muy accesibles, e incñuye desayuno.
No deja de llamar la atención que la casa queda habierta de noche y sin ningún personal.
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