Andacollo, la quimera del oro

Después de pasar el día en Chos Malal, decidí continuar viaje a Andacollo por la RP 43, atardecer soñado con un día de viento y tierra impresionante, con ráfagas de mas de 60km. Pero a la vez de estar feo el día y con pronostico de que iba a seguir por varios mas, las fotos quedan muy bien con ese contraste de tierra en el ambiente y los rayos de sol del atardecer.

Al pie de esa hilera de montañas de la precordillera andina, llamada Cordillera del Viento, se forman unos valles majestuosos, salpicados con ríos y arroyos. La vegetación la constituyen álamos y algún que otro arbusto más, pero las vistas que guardan merecen verse.

Entre esos valles se encuentra Andacollo, ubicada al noroeste de la provincia de Neuquén a 1.113 m.s.n.m., emplazada sobre la margen izquierda del río Neuquén. Se puede llegar a la ciudad por Ruta Provincial Nº 43 desde Chos Malal o por la Ruta Provincial Nº 6 y Nº 38 desde el sur, cruzando el río Reñi Leuvú.

No es un gran centro turístico, pero sin duda es un lugar donde se puede respirar lo que es la verdadera esencia del norte neuquino, dedicado a la ganadería y la agricultura. Andacollo, que cuenta con más de 4000 habitantes, es la cabecera del departamento Minas y en el pasado tenía una destacada actividad minera, pero la crisis afectó la zona y actualmente se dedica a la cría de ganado, el cultivo y la forestación.
La Plaza San Martín, lugar de encuentro y paseo para lugareños y turista.

Andacollo, antiguamente habitada por comunidades mapuches, fue bautizada en un principio con el nombre de “Cañada del Durazno”. Luego se estableció en el lugar un grupo de pioneros chilenos a partir de 1882 en busca del preciado oro, a quienes se los denominaba pirquineros (hombres mineros). Los mismos provenían de la localidad chilena de Andacollo, motivo por el cual se cambia el nombre de la localidad en homenaje a los primeros pobladores.

El origen del nombre es de las lenguas quichua y aymará, siendo anda/anta: brillante, oro y collo/coya: del alto, altura; dando como resultado la interpretación de Andacollo como “que brilla en lo alto” o “quimera del oro”.