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viernes, 18 de diciembre de 2020

Un lugar diferente, que pocos conocen en la provincia de Neuquén LOS PILARES de Trayén.

Le dicen los “monigotes” y también los “pilares” y están a unos diez kilómetros de Añelo, en un campo privado, pero como se ven desde la ruta 7 se puede ingresar.


Las curiosas formaciones son parte de un Añelo que no se conoce, lo mismo que un museo de sitio donde se guardan los restos de milenarios habitantes de esta tierra, ubicado en la propiedad de la comunidad mapuche Paynemil. El dueño del campo de los monigotes, generosamente, mantiene la tranquera abierta pues cada vez más visitantes llegan a estas particulares formaciones que llaman la atención por su envergadura y el bordó cerámico que mancha el verde pálido de los jarillales. Los “Pilares”, así entienden los vecinos de la zona que es más conveniente llamarlos, son formaciones de areniscas compactadas, moldeadas por la erosión que de golpe porrazo quedaron en dentro de lo que se ha dado en llamar la ruta del vino.









Detrás, como murallas, se ven la formaciones originales donde escarban sus nidos los loros barranqueros. Como están ubicados en la zona denominada “Tratayén”, las llaman “tratayanes”. Yendo por la ruta 7, de Neuquén a Añelo, los “Pilares” pasan casi desapercibidos. Por eso, recomiendan mirar permanentemente para atrás y atentos a un pequeño cartel “casero” ubicado a la vera del camino.