Los menonitas trabajan de sol a sol y
su actividad económica base es la producción láctea: el 95 por
ciento de las familias tiene sus propias vacas lecheras y un tambo.
Calculan que hay unas 5000 cabezas de ganado vacuno en toda la
colonia, que producen entre 10 y 15 mil litros de leche diarios y
varios centenares de terneras y novillos para faena al año.
Después de hacer el tambo matutino, con la salida del sol, los menonitas acarrean sus tarros repletos de leche hasta la vera del camino, donde serán recogidos por el carro enviado desde alguna de las tres queserías que hay en la colonia. Allí la leche se utiliza para producir quesos y la pasta de mozzarella que demandan muchas pizzerías porteñas. Cada quincena las queserías pagan en efectivo.
Después de hacer el tambo matutino, con la salida del sol, los menonitas acarrean sus tarros repletos de leche hasta la vera del camino, donde serán recogidos por el carro enviado desde alguna de las tres queserías que hay en la colonia. Allí la leche se utiliza para producir quesos y la pasta de mozzarella que demandan muchas pizzerías porteñas. Cada quincena las queserías pagan en efectivo.
Si bien todas las familias realizan
algún tipo de tarea agrícola, la mayoría de las parcelas están
destinadas a pasturas para alimentar a las vacas lecheras y elaborar
rollos, aunque en la colonia siempre hay cuadros de maíz, trigo y
girasol. Algunos colonos siembran para cosechar y vender, pero la
producción cerealera no representa una actividad económica de
magnitud.
Una alternativa que los menonitas adoptaron en los últimos años es la apicultura.
Una alternativa que los menonitas adoptaron en los últimos años es la apicultura.
La economía menonita resulta
esencialmente capitalista y cada jefe familiar lleva adelante su
propia empresa, con excepción de los que no tienen suficiente tierra
y se emplean en las queserías, talleres o carpinterías. Por lo
general, son empleados los más jóvenes de la comunidad, recién
casados o a punto de serlo, ya que deben ahorrar para adquirir su
tierra e independizarse del hogar paterno.
Para comercializar sus productos en el mercado convencional, los menonitas conformaron una asociación civil (La Nueva Esperanza), con CUIT único, para todos los productos que salen de Remecó. Cada miembro de la colonia posee las hectáreas que pudo comprar cuando se estableció y dirige su propio emprendimiento, sin intervención de la comunidad. Un proceso de colonización comienza con la compra de un campo, nunca inferior a 10.000 hectáreas, pagado con el dinero que ahorran entre las familias: cuando llegan al lugar, los colonos se distribuyen la superficie en forma proporcional a lo que cada uno aportó. En Remecó hay una gran diversidad: las parcelas más grandes son de 300 hectáreas y la más pequeña es de apenas 13. Actualmente, y ante la imperiosa necesidad de ampliar la colonia, los menonitas pampeanos se encuentran en proceso de migración hacia Santiago del Estero, donde ya tienen dos comunidades agrícolas.
Para comercializar sus productos en el mercado convencional, los menonitas conformaron una asociación civil (La Nueva Esperanza), con CUIT único, para todos los productos que salen de Remecó. Cada miembro de la colonia posee las hectáreas que pudo comprar cuando se estableció y dirige su propio emprendimiento, sin intervención de la comunidad. Un proceso de colonización comienza con la compra de un campo, nunca inferior a 10.000 hectáreas, pagado con el dinero que ahorran entre las familias: cuando llegan al lugar, los colonos se distribuyen la superficie en forma proporcional a lo que cada uno aportó. En Remecó hay una gran diversidad: las parcelas más grandes son de 300 hectáreas y la más pequeña es de apenas 13. Actualmente, y ante la imperiosa necesidad de ampliar la colonia, los menonitas pampeanos se encuentran en proceso de migración hacia Santiago del Estero, donde ya tienen dos comunidades agrícolas.
Además del tambo, que cumplen en dos
turnos de ordeñe, a la salida del sol y al ocaso, casi todos los
grupos familiares sostienen alguna de las actividades económicas
alternativas, como la metalurgia y la carpintería. Y todos los
hogares tienen un taller con herramientas, donde producen silos,
pinchos para rollos, carros y estructuras para sostener todo tipo de
máquinas rurales e implementos agrícolas, que venden en una amplia
zona.
En los últimos años los talleres han crecido y, actualmente, hay ocho empresarios menonitas dedicados a la fabricación de silos para vender fuera de la colonia. Aunque muestran una producción irregular y la mayoría todavía realiza trabajos por encargo, algunos ya alcanzaron dimensiones industriales. Es el caso de Bernardo Gerbrisch (31 años), que vive en el Campo 6 y es propietario de Metal Ber, marca que durante 2003 distribuyó más de 220 silos en La Pampa, Buenos Aires, Neuquén y Santa Fe. Y este año alcanzaron el promedio de un silo por día.
Hijo de Juan Gerbrisch, uno de los
fundadores y primer gran constructor de silos que tuvo la colonia,
Bernardo trabaja hasta con 12 empleados en su galpón de 10 por 17
metros, que planea duplicar el próximo año. "Tengo dos grupos
electrógenos, tres casas y también compro y vendo todo tipo de
herramientas y máquinas.
Bernardo nació en la colonia de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Tiene esposa y seis hijos, cultiva 100 hectáreas de trigo que vende como grano, es uno de los hombres que más viajan fuera de la colonia y uno de los pocos que no tienen tambo. Compra sus materiales directamente a Acindar y Siderar, y vende los silos estándar, de 60.000 kilogramos, a 5000 pesos, alrededor de un 18 por ciento más barato que en el mercado convencional.
Los muebles, que gozan de gran
prestigio y se han distribuido ya a varias provincias, se fabrican
con madera que los carpinteros obtienen de sus propios montes y que
procesan con algunas herramientas compradas afuera o construidas por
ellos mismos.
Este último es el caso de Isidro Neufeld (38), que
montó sobre dos rieles una ingeniosa máquina para hacer tablas los
troncos de caldén. "Yo mismo hice las puntas de la sierra y las
soldé", explica, mientras muestra cómo hace funcionar esa
especie de cortadora de fiambre gigante, con la toma de fuerza de su
tractor. El mecanismo es tan precario como fácil de utilizar, y lo
manejan con gran pericia hasta sus hijos más pequeños. "Podemos
hacer mil tablas por día.
Tal vez sea esta asombrosa capacidad de
trabajo uno de los rasgos más distintivos de los menonitas. Contra
lo que suele pensarse, trabajar de sol a sol no es para ellos una
imposición religiosa ni una obligación social, más bien representa
una cualidad natural de su espíritu pionero. Una familia menonita
construye su casa, elabora sus propios muebles, herramientas y
utensilios, confecciona su ropa, produce la mayor parte de sus
alimentos y hasta los juguetes para los niños.
Las mujeres menonitas cultivan huertas, crían aves de corral, chanchos y caballos, estos últimos como medio de locomoción porque sus creencias les impiden utilizar vehículos a motor, como no sean tractores, máquinas rurales o cualquier herramienta de trabajo. Tanto es así que tienen permitido usar la energía de sus grupos electrógenos para hacer funcionar cualquier herramienta, pero no para iluminar el interior de sus casas, lo que siguen haciendo con faroles o velas. Esa es una de las cosas que les gustaría cambiar.
Las mujeres menonitas cultivan huertas, crían aves de corral, chanchos y caballos, estos últimos como medio de locomoción porque sus creencias les impiden utilizar vehículos a motor, como no sean tractores, máquinas rurales o cualquier herramienta de trabajo. Tanto es así que tienen permitido usar la energía de sus grupos electrógenos para hacer funcionar cualquier herramienta, pero no para iluminar el interior de sus casas, lo que siguen haciendo con faroles o velas. Esa es una de las cosas que les gustaría cambiar.
Cuando tienen que movilizarse dentro de la colonia, los menonitas utilizan unos simpáticos carros con parabrisas, que ellos mismos fabrican en sus talleres, pintados de negro y tirados por dos caballos.
Hay sólo dos cosas que necesitan y no las confeccionan: sus zapatos y los clásicos sombreros; éstos son importados desde las colonias de Bolivia y México.
Quería saber si tienen algún lugar para alojarse un turista.
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