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sábado, 3 de agosto de 2019

Salinas de Hidalgo o Salinas Grandes, Macachín, La Pampa



Las “Salinas Grandes de Hidalgo”, están ubicadas al este de la Provincia de La Pampa, a 15 kilometros de Macachin.

Integran el Registro Provincial de Patrimonio Cultural desde el año 2009.

Actualmente son explotadas por la Compañía Introductora de Buenos Aires S. A. (CIBA)

Además del incuestionable valor que presenta desde lo natural, el lugar se destaca desde lo histórico por haber sido uno de los principales puntos de asentamiento aborigen del territorio pampeano, en tanto eje de articulación política y económica de la población mapuche con otros grupos.




Desde lo económico y productivo, es reconocido su valor por las grandes concentraciones de sal que desde tiempos de la Colonia generaron atracción y que actualmente conforman un polo productivo de importancia para la Provincia de La Pampa







Rodeadas de campos productivos destinados a la producción agropecuaria, las Salinas Grandes de Hidalgo representan el mayor yacimiento de cloruro de sodio de La Pampa. Se trata de un enclave histórico, desde el cual se abasteció la intensa demanda de sal de Buenos Aires en la etapa colonial del país, y donde el gran cacique Calfucurá estableció la capital de su Confederación Araucana, entre 1837 y 1873. Actualmente, las salinas significan la mayor fuente laboral de Macachín.








Las salinas son grandes depresiones en la llanura pampeana, que acumulan el agua en la época de lluvias y se secan durante el verano.

Durante millones de años, en su camino sobre la medanosa superficie, el agua arrastró minerales, que las sistemáticas destilaciones provocadas por cada evaporación estival transformaron en gigantescos depósitos a cielo abierto. Cada año, durante la temporada de lluvias, el agua se acumula sobre la capa madre y disuelve cloruro de sodio hasta su saturación, produciendo una salmuera concentrada, con un tenor salino entre 6 y 7 veces mayor que el agua del mar.





Cuando los calores del verano provocan la evaporación del agua, sobre la superficie queda un depósito de sal fresca. "Son capas nuevas, de entre 1 y 2,5 metros, y ésta es la sal que cosechamos", explica el ingeniero Aurelio Mellinger, jefe de Control de Calidad de Compañía Introductora de Buenos Aires (CIBA), firma que desde 1916 explota el yacimiento, y cuya producción se distribuye por todo el país bajo el nombre comercial Dos Anclas

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