Con una fantástica vista a las Barrancas de San Isidro, Villa Ocampo es literatura, cultura, historia y más. Sus señoriales salones son el reflejo de una época y de una figura que hizo época en la cultura argentina.
Un paseo que bien puede llevar toda una tarde y que si se da con sol, mucho mejor, para aprovechar los senderos que recorren su fantástico parque.
La casa tiene tres plantas de unos 450 m2 cada una, sótano y galería de 80 metros; un lugar mágico que conserva el recuerdo de la fundadora de la revista Sur en cada rincón. Es que sigue siendo una casa, más allá de las lógicas restricciones para las cerca de 30.000 personas que la visitan por año.
"Villa Ocampo no es un museo estático. Todo lo contrario. Hay muchísimos objetos en exhibición, pero aquí también se viene a tomar el té, a escuchar música clásica en el jardín, a los talleres de arte, a las presentaciones de danza. No tenemos salas de espectáculos porque perderíamos parte de nuestra esencia. Esto fue una casa y lo seguirá siendo", asegura Nicolás Helft, director ejecutivo de Villa Ocampo, que encabezó la puesta en valor de la residencia, iniciada en 2003, tras años de abandono."Todo esto se financia como debe costearse un proyecto cultural: un mix de aportes públicos y privados. La Unesco cubre los gastos de la casa, pero la programación cultural se sostiene por su cuenta, con las entradas y también con el aporte de patrocinantes, empresas".
"Villa Ocampo no es un museo estático. Todo lo contrario. Hay muchísimos objetos en exhibición, pero aquí también se viene a tomar el té, a escuchar música clásica en el jardín, a los talleres de arte, a las presentaciones de danza. No tenemos salas de espectáculos porque perderíamos parte de nuestra esencia. Esto fue una casa y lo seguirá siendo", asegura Nicolás Helft, director ejecutivo de Villa Ocampo, que encabezó la puesta en valor de la residencia, iniciada en 2003, tras años de abandono."Todo esto se financia como debe costearse un proyecto cultural: un mix de aportes públicos y privados. La Unesco cubre los gastos de la casa, pero la programación cultural se sostiene por su cuenta, con las entradas y también con el aporte de patrocinantes, empresas".
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