Cementerio de Recoleta, Buenos Aires

En 1822, el Cementerio de la Recoleta abrió sus puertas como el primer cementerio público de la ciudad. Muchos de sus mausoleos son obra de destacados arquitectos, con estilos que van desde el gótico hasta el art déco, pasando por el neoclásico. Mármoles, columnas, puertas de hierro y esculturas de ángeles adornan las tumbas. De sus más de 4.800 sepulcros, unas 90 bóvedas fueron declaradas Monumento Histórico Nacional.

Por todos esos motivos, el Cementerio en sí es considerado Museo Histórico Nacional desde 1946.

El cementerio abarca un terreno de más de 50.000 metros cuadrados a lo largo de los cuales se extienden más de 4.800 bóvedas.

Mausoleos de mármol, bronce, grandiosos templos griegos y pequeñas pirámides egipcias conviven con cenotafios monumentales y de estilo art nouveau.

Las grandes avenidas y los estrechos pasajes del cementerio llevan hasta las tumbas de diferentes personajes de gran renombre entre los que destacan Eva Perón (Evita), Carlos Pellegrini, Nicolás Avellaneda y Bartolomé Mitre.

Mucho que contar

Aunque en un principio la idea de la visita a un cementerio podría resultar algo macabra, el Cementerio de la Recoleta es uno de los lugares turísticosmás visitados de Buenos Aires.

Las impresionantes esculturas y los sorprendentes mausoleos del cementerio constituyen un especial museo al aire libre, que ofrece la posibilidad de disfrutar de una completa clase de arte e historia sobre la ciudad.

La oficina de turismo de Buenos Aires ofrece visitas guiadas gratuitas por el cementerio. Para conocer los horarios lo mejor es acercarse hasta alguno de los centros de información turística de la ciudad.