Alrededor del año 1922, la Cervecería Quilmes adquirió 105.000 m2 de tierras aledañas a la fábrica para construir un complejo de viviendas. La construcción de dicho complejo tenía como finalidad que los obreros residentes en otras localidades, pudieran vivir junto a sus familias en un espacio cercano a su lugar de trabajo.
Antes de concebir la compra de las tierras, la empresa les daba a los directores, jefes y capataces la posibilidad de adquirir créditos hipotecarios a bajos intereses para que comprasen terrenos de la zona y allí construyeran sus casas.
El barrio está organizado a través de una diagonal que lleva el nombre de Otto Bemberg y las calles que la surcan se unen a ésta a través de plazoletas. Toda la villa está acompañada de grandes arboledas frondosas de plátanos. La viviendas conservan un pintoresco estilo neocolonial, aunque con el paso del tiempo han sufrido algunas modificaciones. Allí habitan aún empleados, ex empleados y descendientes de viejos operarios de la fábrica. La cervecería también alentó la formación educativa de los niños de la zona y brindó a la Dirección General de Escuelas un edificio para ubicar allí a la Escuela N° 30, bautizada en 1948 con el nombre de “General Manuel Belgrano”. En palabras de Héctor Agnelli, historiador quilmeño: “La inauguración oficial se produce el 17 de mayo de 1941. Al año siguiente se crea el 6° grado. También con los aportes de la empresa cervecera se brinda a los niños la copa de leche y luego el Comedor Escolar sostenido por la Federación de Cooperadoras Escolares”. El edificio se emplaza actualmente en la calle Otto Bemberg 293.
En el año 1966, por pedido de la familia Bemberg, se inauguró la Capilla San José Obrero, ubicada en el centro del barrio. El arquitecto encargado de diseñar el templo fue Alejandro Bustillo, quien se destacó por ser uno de los arquitectos más importantes de nuestro país. Entre sus obras más destacadas se encuentran el Hotel Provincial de Mar del Plata, el Centro Cívico de Bariloche y el Hotel Llao Llao.
“En el año 1966, la familia Bemberg dona al barrio Villa Argentina una capilla proyectada por el arquitecto Alejandro Bustillo. Custodiando la familia y el trabajo, la capilla domina el espacio central de la villa; sus formas austeras del neocolonialismo son acompañadas por una espesa arboleda, dándole al barrio un carácter de ciudad jardín”.
Durante el gobierno del Gral. Juan D. Perón, la cervecería fue expropiada y el barrio comenzó a llamarse “Eva Perón”. Sin embargo, en 1955, recuperó su nombre original.
Actualmente, quien visita la villa puede disfrutar de la naturaleza viva que resiste el paso del tiempo. Anduve por allí una mañana de otoño y no me costó mucho imaginar cómo habría sido el regreso de un obrero luego de su jornada laboral: quizás uno de sus hijos salía a su encuentro mientras la patrona lo esperaba para invitarlo a descansar un momento. Y mates de por medio, respiraban en familia el aire que desparramaban los plátanos.
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