Villa Carlos Paz es hermosa y goza de un privilegio: el paso del tiempo nos permite descubrir nuevos lugares todos los años, para caminar, para pescar, para practicar la actividad que más nos guste.
Los aficionados al trekking tienen la oportunidad de deleitarse con una entretenida caminata hasta el Cerro de la Cruz, donde un espacio de sosiego ofrece una vista panorámica de Villa Carlos Paz.
Para realizar este paseo, no es necesario poseer un estado físico óptimo, basta con encontrar el ritmo y beber agua periódicamente.
Con bastones de trekking en algunos casos y palos rígidos en otros, nuestro grupo (no éramos más de ocho caminantes) comenzó a subir lentamente el camino que nos llevaría hasta la cruz. A lo largo del recorrido fuimos divisando hitos de cemento con una cruz en relieve que, según nos contaron, indican el sendero correcto.
A medida que transcurrían los minutos y seguíamos subiendo, la vista de la villa comenzaba a ampliarse. En el momento justo, alcanzamos unos claros donde es posible descansar y renovar el aire, si hace falta, o simplemente observar la ciudad desde la altura.
El Cerro de la Cruz es el más alto de Carlos Paz y se levanta a 1.000 metros sobre el nivel del mar. En su cumbre se encuentra una cruz de quince metros de altura, realizada con hormigón armado, inaugurada en 1934 por iniciativa de un grupo de vecinos que buscaba realizar una réplica del calvario de Jesucristo.
Con el tiempo, la montaña se convirtió en un nuevo atractivo turístico de Villa Carlos Paz. El año de inauguración coincidió con la realización, en Buenos Aires, del XXXII Congreso Eucarístico Internacional, por esta razón Margarita Avanzatto, dueña del predio, donó los terrenos al arzobispado.
Luego de una hora aproximadamente, la marcha por el serpenteante sendero nos dejó, tras cruzar un total de siete colinas, en la cima. Allí obtuvimos el premio tan buscado.
Al pie de la cruz, desde lo alto, es posible divisar Villa Carlos Paz, el lago San Roque con algún catamarán retornando de la excursión al dique, el puente carretero y los clubes náuticos de la ciudad.
Del otro lado del lago se alcanzan a ver los barrios residenciales y sobre el final se distingue la localidad de Bialet Massé. Más atrás, como telón de fondo, las altas cumbres cierran la vista con Los Gigantes.
La imponente cruz blanca cuenta con una inscripción en latín: “Christus Vivit Regnat et Imperat”, que significa “Cristo vive, reina e impera”. Está rodeada por un cuidado predio con vegetación típica de serranías.
Unos minutos de contemplación bastaron para que estuviéramos listos para iniciar el retorno por el mismo sendero por el que habíamos ascendido. Pero la vuelta ya no fue la misma, habíamos logrado observar Villa Carlos Paz desde lo alto, por lo que entrar en ella, volver a caminar allí ya era distinto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario