¿Y qué es esto de “pueblo gastronómico”? Es un eufemismo moderno para explicarte que de ahí te vas a ir con la panza llena y la hermosa sensación de que por un día lograste escaparte no sólo del ruido de Buenos Aires sino también de sus coquetos restós de platos escasos pero bien decorados. En Carlos Keen, afortunadamente, las papas están fritas y no rotas, y la ensalada se llama ensalada y no colchón de hojas verdes. Las cosas por su nombre. Claro que para descansar de los esfuerzos cosmopolitas de nuestra capital tenés que manejar unos 83 km hacia el oeste, pero bien vale la pena.
Antiguo Surtidor de combustible que perteneció a una típica casa de ramos generales que no solo vendía productos de almacén y tienda, sino también combustibles (típico en esa época)
¿Qué vas a encontrar en Carlos Keen? Un pueblito- en serio, son unas 8 cuadras de largo por otras 4 de ancho- de poco más de 500 habitantes, con mucho aire rural, fachadas bien conservadas, restoranes de campo clásicos y no tanto, una lindísima y antigua iglesia, mucho verde, perros, caballos, salames y quesos caseros, una feria artesanal, más perros, estancias para visitar, un museo rural y hasta un criadero de hongos. Nada mal para pasar un buen domingo o hasta un fin de semana de descanso.
Una curiosidad es la Capilla San Carlos Borromeo, en un estado de bastante abandono, una làstima.
Esta localidad, que pertenece al partido de Luján, fue fundada en 1881 y tiene la particularidad de deberle su nombre a un tipo que jamás la conoció. Al parecer el Doctor Carlos Keen fue un patriota que luchó en la guerra del Paraguay y en su honor el, por entonces, Gobernador Dardo Rocha bautizó este pueblo que, muerto en 1874 de fiebre amarilla, el abogado nunca llegó a pisar.
Esta localidad, que pertenece al partido de Luján, fue fundada en 1881 y tiene la particularidad de deberle su nombre a un tipo que jamás la conoció. Al parecer el Doctor Carlos Keen fue un patriota que luchó en la guerra del Paraguay y en su honor el, por entonces, Gobernador Dardo Rocha bautizó este pueblo que, muerto en 1874 de fiebre amarilla, el abogado nunca llegó a pisar.
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