"Nuestro Destino De Viaje Nunca Es Un Lugar, Sino Una Nueva Forma De Ver Las Cosas.!

sábado, 13 de diciembre de 2025

Cascadas Nant y Fall, Trevelín, Chubut


Cascadas Nant y Fall se encuentra a 18 kilómetros de Trevelin, sobre la Ruta Nacional 259, que tambien te lleva al campo de Tulipanes y el Molino. Este rincón mágico nace en el imponente Lago Rosario y se despliega a través de un paisaje que combina la estepa patagónica y el majestuoso Bosque Andino Patagónico. El arroyo Nant y Fall forma siete espectaculares saltos de agua, tres de los cuales —Cascadas Larga, Mellizas y La Petiza— se pueden admirar dentro del área protegida, ofreciendo a los visitantes postales de belleza natural únicas durante todo el año.

Lo malo es que está muy explotada y ha perdido el encanto, Tenía otra idea del lugar, obvio que me gustó pero esperaba algo mas imponente.












El recorrido a pie comienza cruzando el arroyo Nant y Fall. La senda es mayormente accesible para personas de todas las edades y condiciones físicas, con algunas pendientes de dificultad moderada. A lo largo de solo 400 metros, podrás disfrutar de la imponente caída de agua de la Cascada La Petisa, las hermosas Mellizas y la majestuosa Cascada Larga, con sus 64 metros de altura.

El entorno está dominado por el Bosque Andino Patagónico, con cipreses, coihues, radales, lauras y maitenes, que ofrecen un paisaje inmejorable para disfrutar una jornada completa al aire libre. Aunque el recorrido puede hacerse en unos 45 minutos, recomendamos dedicar más tiempo para relajarte y conectarte con la naturaleza.

Historia y conservación

La creación de este espacio natural se debe a la visión de Glenys Owen, una pionera del valle y apasionada de la pesca con mosca, quien promovió el uso turístico responsable de estas 250 hectáreas para proteger y preservar este entorno natural, convirtiéndose en la primera Área Natural Protegida de la cordillera.




Visitar las Cascadas Nant y Fall es una experiencia para todo el año, perfecta para quienes buscan conectarse con la naturaleza, admirar paisajes de ensueño y disfrutar de la cultura local en un entorno protegido. ¡Te esperamos para que descubras este tesoro natural cerca de Trevelin!


Servicios y comodidades

  • Sanitarios disponibles
  • Diez fogones para uso diurno, con parrilla y mesas
  • Espacio gastronómico con comidas caseras, bebidas, platos del día.
  • Almacen de productos regionales.
















miércoles, 10 de diciembre de 2025

Molino harinero Nant Fach, Trevelín Chubut


Salí de del campo de tulipanes hacia el museo y al llegar me encontré con una réplica de los antiguos molinos familiares y semi industriales que caracterizaron el fin de siglo XIX hasta casi mediados del siglo XX. Construidos con piedra en forma artesanal, molían granos de trigo para elaborar harina con técnicas muy antiguas. Se homenajea nombres como los de Rhys Thomas y John Daniel Evans, precursores de esa industria, base de la alimentación del pueblo. La decadencia de los molinos se remonta al año 1949, cuando una ley nacional declaró Trevelin como zona no triguera y la ganadería pasó a ser fuente de ingresos de los descendientes galeses. Además de las maquinarias agrícolas propias de la elaboración de la harina, el museo ha reunido carruajes de época, instrumentos musicales y utensilios hogareños de uso diario. Con su afán por el trabajo, los colonos lograron hacer de un páramo una tierra fértil y provechosa. Los galeses aprovecharon las aguas de vertiente para realizar canales de riego que aún hoy están en vigencia.











El museo es privado, propiedad de la familia Evans, quienes además de administrar y guiar las visitas son reconocidos por continuar con la tradición del canto coral con la calidez habitual de los habitantes de la zona. El museo se ha convertido en un atractivo turístico de la Comarca de los Alerces. Cuando terminamos la visita, aún nos esperaba la vista magnífica del cerro Gorsedd y Cwmwl (Trono de las Nubes) desde el patio externo del museo, mientras patos silvestres y un martín pescador nos observaban desde la orilla del arroyo. La inmensa rueda del molino que se ve en la parte externa del museo en su giro incesante simboliza el espíritu siempre activo de ese pueblo que se ha ganado un espacio propio al pie de la montaña andino patagónica.










Cómo llegar: El museo está ubicado a 22 kilómetros del pueblo sobre la ruta nacional 259 hacia la frontera argentino-chilena. Hay visitas guiadas de una hora de duración.
El camino es de ripio pero en excelente estado.


Vale la pena venir a conocerlo, además en el mismo camino y con pocos kilómetros entre sí se puede visitar el museo, la cascada Nant y Fall y el campo de tulipanes.




sábado, 6 de diciembre de 2025

"Una explosión de colores" Trevelín, Campo de Tulipanes, Chubut


El campo de tulipanes de Trevelin, la increíble explosión de colores que solo dura un mes en el año.

En la Patagonia argentina, entre el 1 de octubre y el 6 de noviembre, se produce el crecimiento de los bulbos de las 30 variedades de esa flor que cultiva Juan Carlos Ledesma. Un espectáculo maravilloso que sólo se puede ver treinta días al año.












El paisaje de una alfombra de flores colorida como un arco iris y los picos andinos nevados del cerro Gorsedd y Cwmwl detrás es tan estupendo que hasta los holandeses, los más grandes expertos en tulipanes del mundo (en sus granjas crecen tres mil millones de bulbos por año), quedan extasiados cuando visitan las tres hectáreas y media que cultiva Juan Carlos Ledesma  de esa flor. Y eso que la primera vez que los invitó dijeron “pero nosotros ya tenemos tulipanes…”. Sucede en Trevelin, provincia de Chubut, donde durante octubre tiene lugar la temporada de crecimiento de los bulbos. Dura poco, apenas un mes, y es otro espectáculo maravilloso que ofrece la Patagonia argentina.

El cultivo de tulipanes tiene un fuerte arraigo en el sur de nuestro país. El pionero fue un habitante de apellido Sharrig, que comenzó con una pequeña plantación al estilo holandés en la región de Cholila hace 60 años. Lo siguieron, en Esquel, René y Carmen Eggman y un señor de apellido Gualco. Pero no fue hasta 1976 que se inició la producción comercial de los bulbos en Trevelin.

















Cada primavera, este rincón de Chubut se transforma en un arcoíris natural con más de cuatro millones de flores. Un destino que combina naturaleza, historia galesa y emoción a flor de piel.

Apenas comienza octubre, el aire de la Patagonia se llena de color y movimiento. En Trevelin, un pequeño pueblo del noroeste de Chubut, el invierno cede paso a una de las postales más esperadas del año: el Campo de Tulipanes. Lo que antes era un simple mosquetal hoy es un espectáculo de la naturaleza que atrae a miles de visitantes. Cuatro hectáreas cubiertas por más de cuatro millones de flores al pie de la cordillera y convierten este valle en un verdadero jardín natural.

Desde la ruta 259, conocida como “la ruta galesa”, ya se adivina el contraste de tonos que interrumpe el paisaje patagónico. Los colores vibran en hileras perfectas y se reflejan en los cielos diáfanos del sur: fucsias, amarillos, lilas, blancos y naranjas se combinan en una sinfonía visual que parece sacada de un cuadro impresionista. El viento frío baja de las montañas y se mezcla con el aroma de la tierra húmeda. Cada paso dentro del campo invita a detenerse, respirar y mirar con calma.

El Campo de Tulipanes nació en 2014 como un emprendimiento familiar y, con el tiempo, se convirtió en un fenómeno turístico que cambió la dinámica del pueblo. Hasta entonces, Trevelin concentraba su movimiento en los meses de verano. Pero desde la apertura del campo, octubre se volvió el mes más esperado. La floración, que dura apenas cuatro semanas, marca un nuevo calendario para la comunidad, que se prepara para recibir a miles de personas que llegan de todo el país y también del exterior.

El crecimiento fue vertiginoso. En cada temporada, las cifras de visitantes se multiplicaron, impulsando la gastronomía, el hospedaje y las excursiones en la región. Hoy, el campo es un símbolo de esfuerzo, resiliencia y amor por la tierra. Los Ledesma, la familia detrás de este proyecto, rediseñan cada año el terreno para presentar nuevas combinaciones de colores y formas. Así, la experiencia nunca es igual: el campo cambia, se reinventa y sorprende, siempre con el mismo objetivo, emocionar a quien lo visita.

La floración de los tulipanes es un proceso que combina precisión y paciencia. Durante el invierno, los bulbos se plantan y se dejan reposar bajo el frío extremo del sur. Con la llegada de la primavera, la temperatura comienza a subir y las flores se abren en un despliegue progresivo que alcanza su punto máximo entre el 15 y el 30 de octubre. En esos días, el valle se vuelve una explosión de tonos y el horizonte parece encenderse.

El escenario natural es imponente: montañas que todavía guardan nieve, un cielo que cambia de azul profundo a gris tormentoso en cuestión de minutos y un paisaje que emociona incluso cuando llueve. Muchos turistas aseguran que el espectáculo se vuelve aún más mágico con las gotas cayendo sobre los pétalos, cuando el color se intensifica y la tierra respira con fuerza.

Además de su belleza natural, el campo ofrece distintas experiencias para disfrutar el entorno. Los senderos permiten recorrer el lugar a paso tranquilo, con zonas de descanso, miradores y una confitería donde se puede probar la tradicional gastronomía galesa. También se celebra la Fiesta de los Tulipanes, a principios de noviembre, un evento que despide la temporada con música, feria de artesanos y propuestas gastronómicas locales.