Después de regresar del centro de hacer unas compras para hacer un asado, vi un color rojo intenso en el cielo.
Tomé la cámara y como estaba hospedado frente al mar, sali enseguida para no perder tiempo y contemplar tanta belleza.
Claromecó tiene la particularidad de que el sol sale y se pone en el mar y eso le da un encanto.
El día había estado ventoso con calor y amenaza de tormenta, tal vez eso haya sido del color tan particular. Los reflejos rojos del agua y el sol poniéndose es impresionante, quise captar la mayor cantidad de imágenes y después quedarme sentado en la arena, solamente ahí sentado, contemplándolo y llenándome el alma.
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