No es casualidad que Córdoba haya sido la elección del conquistador español Jerónimo Luis de Cabrera Si miramos un mapa de Argentina, veremos que esta provincia está ubicada en el centro geográfico del país ocupando una posición estratégica. Gracias a esta privilegiada ubicación, Córdoba integraba el camino que la colonización española gestó en nuestro territorio al avanzar desde el Alto Perú hacía el Río de la Plata.
Con la llegada del conquistador, la geografía cambia dramáticamente y se empieza a trazar la ciudad siguiendo el modelo hispanoamericano de cuadricula.
Los primeros propietarios de los edificios principales fueron los conquistadores y oficiales que acompañaron a Don Jerónimo Luis durante el proceso de la fundación. Los otros solares o manzanas se destinaron a las diferentes órdenes religiosas que fueron llegando a la ciudad, como los Jesuitas y a sus vecinos destacados.
En esa primera cuadrícula urbana, el Cabildo y la Iglesia Mayor fueron los primeros edificios que se enclavaron frente a la Plaza que funcionaba como espacio público. De esta manera, se congregaron en un mismo lugar la sede del poder político, representada por el Cabildo, la sede del poder religioso representada por la Catedral y la Plaza Mayor, sede del poder social.
La Plaza San Martín
La primera parada de este tour es la Plaza San Martín, que es el corazón del Centro Histórico cordobés. Por su privilegiada ubicación esta plaza es el punto obligado para cualquier turista que visita la ciudad, ya que en sus alrededores se encuentran magnificas construcciones como la Catedral, el Cabildo, el Oratorio del Obispo Mercadillo y el Teatro Real.
Por aquel entonces se la llamaba “Plaza Seca” y era el lugar de reunión de los vecinos de la “Nueva Andalucía”. Aquí tenían lugar las fiestas populares, las procesiones religiosas, las maniobras militares, las corridas de toros y hasta las ejecuciones. En la actualidad, la Plaza conserva su intensa actividad social y sigue siendo el lugar de referencia y punto de encuentro de presentaciones culturales, eventos, vendedores ambulantes y hasta de protestas y manifestaciones populares.
Con el paso de los años y conforme a los diferentes procesos de urbanización, la plaza fue alterando su fisonomía y sumando nuevos elementos decorativos como un monolito y dos fuentes de mármol de carrara. El cambio más significativo ocurrió en el año 1616, con la incorporación de la estatua del General José de San Martín. Este maravilloso monumento ecuestre de bronce es representativo de las campañas libertadoras de los soldados argentinos en América, comandadas por el General San Martín.
La Catedral
A escasos metros de la Plaza San Martín nos encontramos con la Catedral de Córdoba, una de las principales joyas de la arquitectura colonial argentina y la segunda parada de este recorrido.
A simple vista podemos notar que la Catedral no está al mismo nivel de la Plaza ni del Cabildo, ya que su atrio está sobreelevado gracias a unas escalinatas que jerarquizan el emplazamiento. Este detalle no responde al azar, sino que refleja el poder que la iglesia católica ostenta desde el periodo colonial y es una característica distintiva común a muchos edificios religiosos.
Las obras de la iglesia Catedral se iniciaron en 1574 y culminaron 200 años después. De la misma participaron diferentes autores como José Merguete o Andrés Bianchi, que plasmaron diversos estilos arquitectónicos en su diseño. Todas esas intervenciones le otorgaron ese carácter único que luce en la actualidad.
Antes de ingresar, recomiendo detenernos unos minutos para observar el gran pórtico clásico, el cual esta trabajado como un gran arco que representa el triunfo del catolicismo en América. También podemos observar las torres, con sus imágenes de ángeles nativos que tocan trompetas y que son solo una muestra del sincretismo americano.
Pasaje Santa Catalina
Saliendo por el costado de la Catedral nos encontramos con el pasaje Santa Catalina, que lleva ese nombre por conducir hacia el primer convento de monjas de clausura de las hermanas dominicas del año 1603. Su nombre original es «Pasaje Cuzco» y se trata de un corredor emblemático ubicado en pleno casco histórico.
Esta pintoresca calle empedrada funciona como un recurso espacial que integra y a la vez separa la Catedral y el Cabildo.
Durante la época de la dictadura militar, por este pasaje se accedía al Departamento de Informaciones de la Policía de la Provincia (D-2), que funcionaba como un Centro Clandestino de Detención y Tortura. En la actualidad, dicho espacio está ocupado por la Sede de la Comisión y el Museo de Sitio del Archivo Provincial de la Memoria, que también te recomiendo visitar.
Si pasas por ahí, vas a ver en sus paredes el testimonio de cientos de personas que estuvieron detenidas en ese lugar en aquella nefasta época.
El Cabildo cordobés, símbolo de poder y orden en la ciudad colonial, es la cuarta y penúltima parada de este tour. Al igual que otros edificios del centro histórico, el Cabildo ha sido protagonista de numerosas transformaciones y ha cumplido diversas funciones de acuerdo a las necesidades que requería cada época.
Desde su creación fue un importante centro de actividad cívica de la capital provincial. Además de haber desempeñado las actividades propias de un cabildo, fue alternativamente Cabildo de Justicia y Regimiento, cárcel, Casa de Justicia, Sala de Representantes, Legislatura, Casa de Gobierno y Sede de la Policía de la Provincia.
Si bien aún conserva su impronta colonial, su aspecto actual es el resultado de numerosas intervenciones. Su fachada por ejemplo, adquiere la fisonomía actual en la época del Marqués de Sobremonte, quien encarga esta tarea al ingeniero Juan Manuel López. Por aquel entonces el edificio no tenía el tamaño actual y la conocida recova o galería, a la cual abrían los locales comerciales, fue agregada tiempo después.
Ya en el interior del Cabildo podemos notar que todos los ámbitos se organizan alrededor de dos patios, siguiendo el esquema tradicional del periodo colonial. Hay muchos puntos destacados para recorrer sobre la superficie del Cabildo, pero a nivel subterráneo también nos encontramos con joyas arquitectónicas. Una de ellas es la habitación al estilo de catacumba que data del siglo XVIII y que conduce a un recinto ubicado a cuatro metros de profundidad. Se trata de las celdas del Cabildo, que cumplían el rol de prisiones temporarias para los presos condenados a muerte.
Como mencioné al comienzo de este apartado, en su devenir el Cabildo albergó diferentes instituciones oficiales. Hoy en día se encuentra refuncionalizado como Museo de la Ciudad, siendo un referente de exposiciones de artes visuales y plásticas.
La quinta y última parada de este tour es la antigua casona del Obispo Mercadillo, o mejor dicho “el portal de la antigua casona”, ya que este elemento es lo único que se conserva de aquella construcción. Ubicada frente a la plaza San Martín, se trata de la tercera estructura colonial, tras la Catedral y el Cabildo, y la segunda casona en pie dentro de la ciudad.
Esta construcción, cuya autoría se le atribuye a Antonio González Merguete, formaba parte de la casa que ocupara el Obispo Mercadillo en 1699 cuando se trasladó la Sede de la Diócesis de Tucumán desde Santiago del Estero a Córdoba. Hoy no queda mucho de esta vivienda y solo se conserva del edificio original el ingreso y una pequeña habitación en planta alta.
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