Llegar hasta Los Túneles es además la excusa perfecta para conocer la zona norte de Traslasierra; en un recorrido que atraviesa paisajes cambiantes e incluye historia, artesanías y la más típica cocina regional.
Este recorrido combina singulares atractivos naturales con la historia del desarrollo de la región.
Un túnel es una invitación; imposible no tentarse con los cinco túneles de Taninga. Penetran literalmente una masa rocosa monumental y atravesarlos es un juego de contrastes que convierte el recorrido en una experiencia sensorial difícil de describir: las luces suceden a las sombras, el eco irrumpe en los silencios y la sensación de encierro de lo subterráneo deja paso a la reconfortante inmensidad, a los horizontes infinitos.
Los Túneles de Taninga son una obra maestra del hombre que reúne el esfuerzo del pasado y del presente, y concreta el sueño de progreso de un rincón cordobés que tuvo su tiempo dorado. Su presencia inmutable en la soledad de su conmovedor paisaje habla de la fortaleza de aquellos que permanecen allí, y del incondicional cariño de los que visitan la zona.
En el año 1930 se construyeron los Túneles de Taninga ubicados 117 kilómetros al oeste de la Ciudad de Córdoba, en el tramo de la Ruta Nacional 20, paralelo a la profunda Quebrada de la Mérmela.
Esta importante obra vial fue creada como uno de los principales nexos entre Córdoba y La Rioja. Su constructor fue Don Juan Breggia, inmigrante italiano especialista en demoliciones con dinamita.
En los Túneles de Taninga, el turista podrá disfrutar de la mágica simbiosis entre las bellezas naturales y el monumental poder de construcción del hombre.
Al llegar a los Túneles de Taninga se pueden observar volcanes apagados, Capillas del siglo XVIII, puentes colgantes y cinco túneles desde donde se descubren a la vista el extenso paisaje de los llanos Riojanos.
Mirador de la Cuesta
Una vez cruzada la cuesta de Brochero el paisaje se torna bucólico, se trata de la Pampa de Pocho: ganado, sembradíos y molinos se suceden a ambos lados de una ruta asfaltada, en perfecto estado y poco transitada. Después de recorrer unos kilómetros ( hay que llegar hasta el acceso a Taninga para tomar el camino hacia Los Túneles ) aparece un elemento llamativo en el paisaje serrano: la palmera Caranday. A medida que se avanza se van volviendo más numerosas y sus siluetas recortadas al filo de los cerros le dan al paisaje un aire extraño. Con la fibra de la palma de Caranday los artesanos de la zona realizan cestería y la ofrecen a la vera del camino. El otro ícono de la zona es el Volcán ( inactivo ) conocido como Ciénaga o Boroa, inconfundible con su figura cónica dominando la llanura.
Pocho
En este pequeño poblado se destacan su capilla histórica, construida alrededor de 1776, y la Laguna de Pocho ( ubicada dentro de una propiedad privada ), reconocida por las propiedades de sus aguas.
Aquí la parada obligada es la capilla, construida entre los años 1689 y 1735: es de líneas simples y rica en imágenes y ornamento, entre los que se conservan los de su patrona; Nuestra Señora del Rosario. Al retomar el camino se van sucediendo distintas postales dominadas por corrales de cabras, pircas infinitas y algún arroyo.
Comedor Las Águilas
Antes de encarar el recorrido final de Los Túneles recomendamos reservar el almuerzo en este comedor familiar para disfrutarlo al regreso. La especialidad es el chivito a las brazas.
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